miércoles, 19 de noviembre de 2008

Entrevista en Best Seller Español

Por David Yagüe, periodista.

Desde la lejana Buenos Aires nos responde Leo Oyola, el escritor que nos fascinó con Chamamé. El escritor argentino ha respondido a las preguntas de Best Seller Español y el resultado es todo un lujo de entrevista que nos sigue demostrando que no debemos dejar de seguir a este autor.

BEST SELLER ESPAÑOL (BSE): ¿Por qué un escritor pudiéndose hacer rico escribiendo best seller al estilo Dan Brown se lanza al género negro?

LEONARDO OYOLA (LO): La verdad, David; yo quisiera tener la cuenta bancaria de Dan Brown. Ojalá que una novela mía logre en números una cuarta parte de lo que vendió El código Da Vinci. De hecho, espero que todas mis novelas publicadas y las que se vayan a publicar logren ese porcentaje. No creo que nadie se siente a escribir y diga este va a ser un best seller. Digo nadie y me refiero a colegas que como yo están empezando y ya van encaminados. Dan Brown, ese genio que es Stephen King, tantos otros, hoy son marcas registradas, ya cuentan con un público cautivo muy numeroso y con un aparato publicitario que establece agenda. Una alquimia literaria-comercial imbatible. Yo escribo. Punto. Soy muy feliz de poder escribir y vivir de esto. Si viene lo otro, bienvenido. Pero si me siento esperando que una novela me de algo más allá de lo que me brinda el hecho de poder escribirla, no voy a dar nada bueno. Siempre digo que haber escrito Chamamé cuando lo perdí todo me terminó dando de todo. Pero si yo decía que esta novela se tenía que publicar en España, que esta novela tenía que traerme más contratos para mi futura obra, que con esta novela iba a obtener reconocimiento, que iba a ganar un premio, que iba a viajar... jamás hubiera avanzado más allá del primer capítulo. Me hubiera quedado en el nunca empiezan, explotan, de una... No hay que creérsela. Nunca.

BSE: En los últimos años parece que su carrera como escritor se ha disparado tanto en Argentina como en España ¿Cómo lo lleva?

LO: Y como Tarzán más o menos cuando se desplaza. Colgándome de la próxima liana y tratando de avanzar siempre para adelante. Elegí dedicarme de lleno a esto. Gracias a lo que cobro de España porque el cambio me beneficia es que puedo vivir de escribir. Hago colaboraciones en la edición Argentina de la Rolling Stone. Y con eso y con los anticipos para las novelas de Negro Absoluto y Mondadori me hamaco. Vivo. Al día. Muy de vez en cuando me quejo de esto, sobre todo cuando me meto la mano en los bolsillos y solo encuentro eso: los bolsillos. Pero me siento muy privilegiado de poder manejar mis tiempos y escribir, escribir y escribir. Y de leer, mucho.

BSE: ¿Y cómo recibió la noticia del Premio Dashiell Hammet de la semana Negra de Gijón?

LO: Haciendo mucha fuerza para no llorar. Fue muy emocionante. Inesperado. Un aliento a morir en esta. Como sea. Un aliento de parte de colegas y lectores a no bajar los brazos y apostar a lo que uno hace. El Hammett para mi es eso. Y la Semana Negra de Gijón, una experiencia tan rica que como escritor y persona difícilmente pueda volver a repetir.

BSE: ¿Cómo definiría como autor Chamamé?

LO: Chamamé es una novela sobre traiciones y lealtades. La traición a un compañero, a un hermano. Y la lealtad también a ese compañero, a ese hermano. Traicionar lo que somos. Y ser leal a lo que somos.

BSE: ¿Son tan diferentes sus protagonistas el Pastor Noé y el perro Ovejero?

LO: No. Son las dos caras de una misma moneda. Cuando empieza la novela el Pastor Noé es un monstruo que a lo largo de su fuga va mostrando cuan humano puede ser. Más allá de que esté piantado -medio ido del alerón le dicen ustedes, creo- y mas allá de su profesión. El Pastor es tan humano como vos y como yo. El Perro hace el camino contrario, dejándose consumir por la furia que siente, demuestra de lo que es capaz de llegar a hacer, convirtiéndose él en un monstruo mucho más temible.

BSE: Nos decía su editor en España que pronto Chamamé se convertirá en película... ¿Qué espera la adaptación cinematográfica?

LO: De ser posible, comprarme una casa. Caso contrario: una muy buena cantidad de verdes para poder escribir tranquilo y sin necesidades económicas los próximos cinco años. Lo que vaya a hacer el director con Chamamé en cine, tiene que ser algo que tenga su sello. Va a ser su versión de mi historia. No tiene que serme fiel. Solo espero fidelidad de mi pareja. Yo creo que si el tipo hace lo suyo y pone todo detrás de cámara para lograrlo va a hacer algo realmente bueno, no porque mi libro lo sea sino porque él tiene que destacarse en su palo. Quiero que me sorprenda. Por más que me la sepa de memoria, quiero que el tipo me emocione, me haga reír, me haga sentir adrenalina.

BSE: ¿La Argentina de hoy en día es un campo propicio para la novela negra?

LO: El hombre como especie en cualquier momento histórico como en cualquier latitud y longitud es el mejor motor que puede llegar a tener cualquier novela, sobre todo una negra.

BSE: ¿Está el género negro en castellano en auge? ¿Cómo valora el estado del género hoy en día?

LO: Después de la experiencia en Gijón, lo veo de muy buena salud. En mi país creo que somos pocos los puristas del género negro. Es que en general en la Argentina cualquier género es minoría. Se vende y se impone más un autor antes que un género muchas veces considerado como literatura menor.

BSE: ¿Esperar tocar otros géneros en el futuro?

LO: Coqueteo constantemente con lo fantástico. Lo sobrenatural. Me gustaría incursionar en el terror -me falta tomar mucha sopa todavía para eso- y le debo a mi hijo una épica, una de fantasy como le llaman ustedes, al estilo de lo que hizo Liliana Bodoc con la Saga de los Confines. Se va a llamar Canciones de fe y devoción. Espero poder escribirla durante el 2010.

BSE: Aproveche y preséntese a los lectores que aún no le conocen, ¿qué pueden esperar de Leonardo Oyola y sus libros?

LO: De Leo Oyola solo se pueden esperar vagos, atorrantes, borrachos, pibes chorros, piratas del asfalto, policías corruptos, policías atribulados, un gato antropófago, asesinos seriales, monstruos literales y hombres monstruosos, hechiceras para nada fuleras, señoritas de sonrisas esperanzadoras, mucha música, mucha cita al cine y la televisión y -muy a mi pesar- bastantes guiños religiosos. Todo esto anhelando poder robarle sensaciones a los lectores. Una sonrisa. Un suspiro. Que se muerdan el labio inferior. Que larguen una carcajada. No soy pretencioso, ojo. Pero sé muy bien que lo que quiero robar vale mucho.

BSE: ¿Qué será lo próximo suyo que leeremos?

LO: Terminé para la colección Negro Absoluto, Sacrificio. El segundo libro de los cuatro que forman la saga de la Víbora Blanca. Haremos las correcciones necesarias con el editor y el director de la colección y se estará editando a principios del año que viene acá, en Buenos Aires. Después Mondadori me va a publicar Kryptonita, que es básicamente una ucronía. Kal-El, el héroe más grande de todos los tiempos, aquel que debía llegar a ser conocido como Superman, en lugar de llegar a Smallville, Kentucky, EE.UU; aterriza en Rafael Castillo, Buenos Aires, Argentina. Ya nunca más conoceremos al guardián del Planeta Tierra, al Hombre de Acero; sí se hablará de una mara y de su líder que va a ser leyenda por estas pampas.

BSE: ¿En qué está trabajando actualmente?

LO: Estoy laburando en Aquiles 31. Un enfrentamiento entre policías y ladrones durante un robo a un camión blindado en la Puerta del Sol, en pleno Madrid. Ando muy enganchado con varios personajes -de parte de los polis: Papá Pitufo, la Pitufina, Gruñón, Genio, Fortachón, Filósofo, Tontín, Perezoso, Gárgamel y Azrael; de parte de los chorros: Maravilla Hagler, Nadie, la Pantoja, Mamá Inés, Kiss, Los Iracundos, Trapito, el Kun y El Guiri-, dos bares en Malasaña -el Bukowski y el Cooper- y una canción de Sheena Easton -Teléfono- que me van a dar situaciones que a mi escribirlas me divierten mucho y que espero que cuando alguien tenga el libro en las manos también se ría cuando las lea.

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