jueves, 18 de octubre de 2007

Haré una henki-dama


Las preguntas de Patricio Zunini para Hablando del Asunto. Y mis respuestas.

¿Cómo aparece el barrio en tu relato publicado en Buenos Aires Escala 1:1? ¿Es el escenario, un personaje más, apenas un ambiente que sirve de disparador?

En Animétal, el barrio coreano es motor absoluto de la historia. Mi narrador, Taekwondo, se mueve –por eso se refiere a su hogar como Koreatown- igual a un guía turístico de ese lugar y de ese después de hora cargado de fuerzas y leyendas urbanas. De ahí que la noche también sea protagonista. La noche, sí. Pero no cualquier noche: hablamos de la noche en Koreatown. Taekwondo bien podría ser algo así como el anfitrión de los “Cuentos de la Cripta” y Animétal uno de los infinitos episodios que se pueden llegar a dar en ese barrio. Taekwondo será hijo de coreanos y podrá hablar ese idioma pero ante todo es un vago del Bajo Flores; fanático del animé, del cine de super acción y de ir a recitales. Para financiar sus gastos y gustos el coreano chorea. Ahora bien no sabemos si sale de caño o hace dedo, si versea. Averiguarlo, definitivamente, sale más caro.

Muchos han hablado de Buenos Aires. Borges, Cortázar, Marechal, Castillo, cuántos otros. ¿En cuál de todas esas Buenos Aires te reconocés?

Siempre digo que si mi hijo, Ramón, quiere saber como era yo a los veinte va a encontrar una respuesta en los cuentos de Los Estantes Vacíos. Esos relatos de Molina son como un verso de los Abuelos de la Nada: patean por una ciudad vacía. Y lo que generan, lo que a mi personalmente me emocionan, va más allá del valor literario que tengan en sí y de cuanto me identifico con sus personajes y barrios. Me encanta su actitud unplugged. Rocker y elemental. Creo también reconocerme en el Palermo Viejo, escenario del libro de Alejandra Zina, Lo que se pierde, como así también en las crónicas de Laura Ramos en Buenos Aires me mata y Ciudad Paraíso. Pero al haberme criado en el conurbano bonaerense los que más pintan lo que viví son Pablo Ramos, Ariel Bermani y Sebastián Pandolfelli.