sábado, 4 de agosto de 2007

Una literatura tatuada en el cuerpo


Por Diego Erlan

“Nunca empiezan.
Explotan.
De una.
Así son mis sueños”.


Es el comienzo de Chamamé (Salto de Página, 2007), el libro de Leonardo Oyola (34) editado, por ahora, solo en España. Y esas palabras pueden ser los primeros sonidos de una batería o la sensación de disparar un arma. Chamamé es una novela policial vertiginosa en la que dos piratas del asfalto recorren las rutas de Misiones mientras intentan matarse. Y en tanto una banda sonora que va de Guns n’ Roses, Bon Jovi, Bruce Springsteen y Ciega, sordomuda de Shakira. Si Tarantino supiera de ella, ya tendría su próxima película.


Sus textos son un retrato de sus vivencias. Ex bibliotecario, Oyola, tercera mención del Premio Clarín de Novela 2004 con Siete & el Tigre Harapiento (Gárgola, 2005) todavía recuerda cuando perdió El muchacho de los helados, de Osvaldo Bossi, en un rancho de la villa cuando tuvo que salir a las apuradas porque el lugar se usaba para “un trabajito”. El universo de western (¿postcucurtiano, quizás?) de esta novela tal vez sea una visión de sus noches en el Jesse James, de Isidro Casanova, “un boliche alucinante” que es la reproducción de un pueblo del viejo oeste. Y son estos textos los que alguna noche de viernes, Oyola, junto a un guitarrista, lee en las fechas de El Quinteto de la Muerte, el grupo de lecturas que formó junto a Ricardo Romero. Funes, Ignacio Molina y Federico Levín.


En abril de este año, Salto de Página quería publicar Siete… en España, pero no pudieron arreglar y le preguntaron si tenía otra novela. Oyola les mandó dos. Ocho días después tenía la respuesta. Un mes más tarde, el libro estaba en las librerías españolas y formaba parte de la Colección Púrpura, que edita autores latinoamericanos inéditos en ese país. “Es el día de hoy que no les conozco las caras, que no nos dimos un apretón de manos, pero los tipos me cumplieron en todo lo que me prometieron”, dice Oyola sentado a la mesa de un bar. “Si Pablo y Daniel –los editores- me piden que les dé vuelta un patrullero yo tendría que preguntarles ¿con o sin patas negras adentro? Así es Oyola, que llegó a tatuarse “chamamé” en el pecho para obligarse a terminarla. El viernes se hará una calavera y la palabra Gólgota, el título que marcará la cuenta regresiva de su próxima novela.

Publicado en la columna Flora y Fauna de la revista Ñ.
Número 201. Página 5. Sábado 4 de agosto de 2007.